Tuesday, July 23, 2013

Ramba, el último elefante esclavo



En el mes de septiembre en Chile emergen cientos de circos con espectáculos que atraen al público por la dificultad de las disciplinas y show que realizan, pero también por la triste rutina en que participan animales “amaestrados”, a punta de punzón y en condiciones de salud deplorable.

En este escenario nació la historia de Ramba, una elefanta asiática de aproximadamente 84 años humanos, la cual fue incautada  a un circo argentino al intentar ingresar al mamífero país con papeles falsos. Ante la falta de un refugio para el animal, las autoridades decidieron entregar su tutela a Joaquín Maluenda, dueño del Circo de Los Tachuelas, quien ofreció su parcela como un espacio en que la elefanta pudiera vivir mientras la justicia decidía su destino definitivo. Lamentablemente el empresario circense no solo dio refugio a Ramba, sino que la empezó a utilizar como atracción del circo, lucrando con su show, olvidando la calidad de incautada de la elefanta.

Fue la Coalición por los Derechos de los Animales –CDA-, la primera agrupación que dio la alerta sobre el estado en que se encontraba Ramba, quienes como acción de protesta comenzaron a funar el show de la elefanta ingresando al escenario con pancartas, además de comenzar una campaña de difusión sobre la explotación que estaba realizando el circo, transgrediendo la condición de hogar temporal acordado con la fiscalía. 

“CDA comenzó a comunicarse con CEFU para trabajar y dar a conocer a las autoridades lo que realmente estaban haciendo en el circo de Los Tachuelas con Ramba. Los abogados de CEFU se basaron en el código penal 391 bis que habla del maltrato animal, para hacer real la denuncia”, explica Liz, animalista perteneciente a CEFU.

Ante la denuncia e imágenes que evidenciaban el mal estado de la elefanta y una fuerte campaña de difusión para exigir la liberación de Ramba. Fueron miles las personas que empatizaron con la causa, siendo por primera vez en nuestro país que un caso de maltrato y explotación animal tenía un alcance mediático tan potente, sensibilizando a la opinión pública sobre la cruel realidad que viven los animales en los circos.

“Se logró llevar un veterinario para que viera a Ramba, costó mucho que lograra entrar, la tuvo que ver de lejos porque no lo dejaron que se acercara, pero de igual manera pudo ver que estaba mal, entonces emitió un informe en que acusaba el mal estado de Ramba, sobre todo las malas condiciones en que se encontraban sus patas, las que pasaban encadenadas a diario”, dice Liz.

Luego de una exitosa campaña que contó con el apoyo de distintos medios de comunicación y la gestión de abogados pertenecientes a CEFU, la justicia dictaminó una nueva incautación de Ramba, pero esta vez el destino final sería el Safari de Rancagua, un lugar que aloja a leones y otras especies en estado natural.

“Cuando la elefanta se incauto se le pudieron tomar exámenes y tenía tuberculosis, Ramba necesitaba cuidados médicos urgente. En el safari de Rancagua le hicieron una laguna artificial, casa con calefacción, plantaron alfalfa y pudo contar con un veterinario que vino desde Tenesse, EE.UU, Jonathan Bays, quien hasta junio de 2013 estuvo a cargo de su rehabilitación. Luego del tratamiento, la queremos llevar a The Elephant Sanctuary”, asegura Liz.

Hoy Ramba vive y se rehabilita en su nuevo hogar en el Safari de Rancagua, quienes con cariño y cuidados especiales, han logrado sanar las patas y alma de la última elefanta esclava, que está a la espera de un futuro lejos de los punzones de fierro y cadenas,  gracias a la denuncia de los animalistas, trabajo de los abogados de las agrupaciones y presión social.

Con respecto a la sentencia que dictó el tribunal a Joaquín Maluenda, esta consistió en 300 días de presidio menor en su grado mínimo, que no se cumplirá efectivamente por su irreprochable conducta anterior. Además tendrá que realizar el pago de 300 UTM de multa, este dictamen se basó en la ley de maltrato animal, siendo un caso ejemplar en la historia de la lucha animalista, en que el rescate de Ramba y el castigo a quien lucró con la elefanta, comienzan a dar luces de que en Chile sólo falta la voluntad legislativa que aumente las penas y así evitar que casos como Ramba vuelvan a ocurrir en Chile.

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